Soy licenciado en Administración de Empresas y representé a distintas compañías en el exterior. Pasé diez años recorriendo Hispanoamérica, con base en Santiago de Chile; luego fui a Europa y más tarde, África, con base en Madrid, Inglaterra y Barcelona. Pero siempre llevé a Mendoza, Córdoba y Argentina en el corazón. Después de tanto avión, hotel y carretera, encontré un refugio en el campo, en Mallorca. Desde niño sentí la pulsión de escribir poesía. Lo hacía de manera autodidacta, como expresión de esa frustración del alma que no encuentra en el lenguaje cotidiano la forma de nombrar lo inefable: aquello que simbólicamente proyectaba mi sombra, los saltos cuánticos que atravesaban el alma, o que el alma atraviesa.